martes, 28 de enero de 2014
La única salida.
Cavo como si mi vida estuviese en juego, escapando de una prisión. Mi propia cárcel. Solo mía.
Oscura, fría, solitaria y silenciosa... Excepto por las voces lejanas de aquellos locos que gritan cuando les abandona la cordura. Gritos sin sentido que no dicen nada, y que lo dicen todo.
Una celda sin rejas. Cuatro paredes de piedra dura y fría donde marcar los días de tortura.
Y aunque a veces me falte oxígeno, es la única salida. Si es que lo es... Si realmente lleva a algún sitio... A veces es un túnel, a veces un laberinto.
Es irónico como siendo libre puede uno sentirse encerrado, y como compartiendo barrotes puede uno sentirse libre.
Mientras tanto seguiré arañando y quitando arena, con las uñas si es necesario, esperando a que el túnel termine por fin... o se derrumbe conmigo dentro. Seguiré cavando y buscando el aire limpio, que me devuelva el aliento, o me lo quite.
lunes, 27 de enero de 2014
Me cansé.
Era ese tipo de persona que sabe qué decir y qué hacer para conseguir lo que quiere. Que sabe como piensas, y no tiene problemas para usarlo en tu contra. Ese tipo de persona que sabe que te hace daño, que sabe que no es tu media naranja, pero deja que lo creas. Ese tipo de persona que no aporta nada real a cambio de todo lo que obtiene. Que cambia de opinión de un día para otro, que prefiere el silencio a dar explicaciones.
En conjunto: el tipo de persona que no quieres cerca. La que intentas evitar.
Y eso me hace preguntarme, ¿Qué hacía yo mientras tanto?
Yo era la presa, la débil, la ciega. O a veces simplemente no quería verlo. Yo era la que se conformaba con las migajas, la que se engañaba... y todo por un poco de...¿De qué?
A veces fue de verdad. Para mí lo fue. Pero... si solo lo fue para mí... ¿Significa que no fue real?
Ya ni me acuerdo cuando fue la última vez que mereció la pena. Y si lo recuerdo, no quiero acordarme.
ME CANSÉ. Me cansé de ese tipo de personas, y de los recuerdos. Me cansé de lo que no me aporta nada. Y sobre todo, me cansé del miedo.
Miedo. Eso es lo que es. Miedo a repetir los errores de siempre. A a ser la presa otra vez. A ser la ciega.
Hoy empiezo desde 0 otra vez. Si merece o no la pena... no lo se.
miércoles, 22 de enero de 2014
¿Y si gano?
Si gano...
Si gano dejo de mendigar esas 4 caricias y media que tanto me costaba conseguir. Si gano dejo la máscara en casa, y me pongo la sonrisa. Pero no la falsa, no. La otra; la bonita, la de verdad, la que no se quita hasta que me la borran. Si gano se acabaron los monstruos debajo de la cama y los fantasmas del pasado. Esos que se esconden tras la puerta, susurrándome malas intenciones, recordándome los malos momentos... volviéndome loca.
Si gano...se acaba el miedo.
Si gano.
Pero...¿Que haría yo con tanto beso?
¿Dosificarlos?
Como si de morfina se tratase, drogándome cada a día hasta que se acabasen...
¿Arriesgarme a volverme adicta y que de repente se esfume la suerte?
O...
¿Debería gastarlos?
Comprarme las sábanas más blancas, el perfume más dulce y la piel más suave. Las caricias más frágiles y la sonrisa más bonita...
Y es en este punto, sin querer, cuando vuelve el miedo, arrastrándose... como una sombra, sigiloso y al acecho. Y yo soy la presa. Me invade el pánico y se me olvida el premio. Se me nublan las ideas y se me escurren los planes entre los dedos, como si fuesen agua. Como se disuelve el humo de un cigarro...
miércoles, 15 de enero de 2014
Sapos.
Ni tu eras un príncipe ni yo una princesa, aquello estaba claro. Los dos disfrazados de buena cuna, de valores y conducta impecable. Tú eras el sapo y yo la rana, aunque ninguno lo sabía... No quedaron ni las coronas, ni los modales; por no quedar no quedó ni el respeto. Y lo que hubo un día, simplemente...
Se secó. Igual que un charco.
Y charcos hice muchos...de lágrimas en la almohada. Lo que tuvo que aguantar la pobre, qué maltrato. Mi única compañera cuando tú ya no estabas, y digo Tú, por decir algo. Por personalizar, aunque en realidad sois muchos.
Muchos sapos. Babosos, escurridizos y ruidosos.
Y yo, sin querer y con las prisas, me olvidé la corona en el camino...
Pero...
¿Quién dice que una rana no puede llevar corona?
domingo, 5 de enero de 2014
Ya son mas de las 12
A veces sueño...
Sueño con besos y caricias que no existen. Desconocidos que deseo cuando el mundo calla y los relojes paran, cuando todos duermen y yo aun estoy despierta, o al revés, qué más da...
A veces sueño, y otras pienso que esto no es para mi. Que los juegos de palabrería me quedan grandes. Pero sigo en el camino, quizás acabe en algún sitio interesante... Quizás no acabe.
A veces sueño que por primera vez soy yo la que juega con el resto del mundo y no el mundo conmigo. Tarde o temprano siempre acabo despertando. A veces es tan corto el momento que ni saborearlo puedo. Otras ni siquiera lo recuerdo al abrir los ojos, aunque perdure esa sensación de haber olvidado algo importante, algo que querías recordar.
Vuelven a dar las 12 y otro sueño se acerca, nunca se repite, pero siempre tiene el mismo fondo. Busco y echo de menos cosas que no tengo, e imagino imposibles que no llegarán... ¿O si?
Quiero lo cálido y fesco, lo suave, lo tranquilo, lo agradable... Quiero el deseo, los susurros y los escalofrios. Quiero la piel de gallina, los pelos de punta y el perfume en mi piel. El recuerdo del sabor y el tacto. El beso de los besos.
Pero quiero lo real.
Y aunque a veces sueño... Solo son eso, sueños.