Llega un momento tarde o temprano en el que te das cuenta de que la vida es como un libro sin terminar. Un cuento donde no hay final feliz: no hay ni príncipes ni brujas y nadie acaba comiendo perdices. Poco a poco vas sumando capítulos, unos mejores que otros. En los días malos es el mundo contra ti, y en los buenos, tú contra el mundo... aquí suelen predominar los primeros.
Tratas de convencerte a ti mismo de que eres el héroe y no el monstruo de la historia, y aunque no siempre lo consigues, es así como marcas tus pasos a lo largo del camino. Intentas descubrir quien eres imitando eso en lo que deseas convertirte y evitando aquello que detestas, hasta que lo haces sin esfuerzo.
Y éste es mi libro. Tiene un poco de todo... Mucho de Romeo y poco de Julieta, más de Mr. Hyde que de Dr. Jekyll, menos de orgullo que de prejuicio, y desde luego demasiado de odisea para tan poco Ulises.
Y aunque esto sólo se descubre al final del libro, os adelantaré la mejor parte:
La moraleja del cuento es que no siempre estarás a la altura del héroe, pero será eso lo que te empuje a seguir escribiendo el libro.