Dicen que el corazón tiene razones que la razón no entiende...
¿Y será verdad que no todo es blanco o negro...?
La cabeza me dice todo lo contrario de lo que me dice el corazón, en un intento de protegerlo contra cualquier bombardeo de mentiras. Mentiras que hacen temblar el muro que tanto dolor me ha costado construir.
Y sé que la razón la lleva mi cabeza, todas las pruebas apuntan a ello, pero no puedo evitar que hay algo empujándome en la dirección opuesta. Como una balanza en la que sin motivo alguno la opinión del corazón pesa mucho más. Y digo sin motivo alguno por que es así... No tengo ningún tipo de excusa, ni prueba a su favor, ni nada.
¿Es un capricho entonces?
¿O es eso que llamamos instinto? ... Instinto que suele fallar siempre en favor de todas esas cosas que debía haber tenido en cuenta antes de poner el corazón en la balanza...
Pero... nunca he sido una cobarde. Nunca he dejado que nadie me acolche la caída. Siempre que me levanto estoy preparada para caerme otra vez.
Hay quien lo llama estupidez, ganas de sufrir y pasarlo mal.
Yo lo llamo valentía; el poder de disfrutar las cosas hasta que realmente se acaban, el poder de arriesgar lo poco que tienes por el simple hecho del disfrute momentáneo del presente. Por no arrepentirme nunca de algo que no ha sucedido y pensar "¿qué habría pasado?".
Otras veces lo llamo masoquismo, y pienso que simplemente soy más feliz cuando aprovecho todas las oportunidades,y que si lo paso mal es por que al menos lo he intentado, y disfruté del camino.
Y precisamente porque nunca he sido una cobarde; disfrutaré del camino, aunque sea corto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario