Camino sin mirar hacia dónde voy.
No hay sendero, mas aquel que dejo tras de mí.
Camino a ciegas, a tientas, pisando fuerte para no caerme.
Hasta que llega un momento en el que no puedo seguir.
Ni tampoco sé volver.
Algo me bloquea, pero no hay nada ni nadie a mi alrededor; nada que me indique dónde estoy, nadie que me de una pista o me tienda la mano.
Algo me bloquea... Es el miedo.
Yo nunca tuve miedo.
Nunca me paré a mitad del camino; ni siquiera para orientarme, o recapacitar.
Nunca me paré a mitad del camino para no pensar.
Y ahora no puedo moverme.
Nunca pedí ayuda. Nunca la quise.
Tras un tropiezo siempre volví a ponerme en marcha, aunque de vez en cuando echase la vista atrás. Siempre con la conciencia inocente e ingenua... sobretodo ingenua.
Entre tanto silencio, entre tanta oscuridad, entre tanta "NADA"... y sin poder moverme.
Me he perdido.
No hay brújula.
No hay mapa.
No hay timón.
Pero puedo sentir el miedo. Puedo oler que está en el aire. Casi puedo verlo. Es un miedo nuevo, diferente, intrigante, que me invita a seguirlo, a disfrutarlo... Pero no puedo moverme.

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