Y en realidad...
¿Qué era lo que esperaba?
¿Qué era lo que quería?
Está claro que no ha salido como yo pensaba o imaginaba, como a mí me hubiera gustado.
Un gesto dulce, una mirada excitada, una sonrisa nerviosa, un comentario incitante...
No.
Ha sido una jarra de agua fría y un grito al oído:
¡¡Despierta idiota!!
Despierta que él ya no piensa en ti.
Ya no se pone nervioso al verte.
Ya no siente.
Ya no miente.
Ya no se arrepiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario